Nuestra realidad es la creencia que hemos mantenido acerca de nosotros mismos, con retardo.
Así, olvidamos nuestra autoría y achacamos lo que vivimos a la influencia del exterior, sobre la cual no sentimos tener ningún poder.
Si no tomamos consciencia de ello, la realidad que se proyecta ante nosotros retroaliementará nuestra creencia, y así tendremos siempre más de lo mismo.
De tal forma, olvidamos que somos nosotros quienes la creamos, constantemente.
Pero un autor nunca es víctima de su obra.
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