Llevo tiempo dándole vueltas a dos corrientes filosóficas:
El “advaita” y el “solipsismo”. La esencia del advaita se
basa en que todos somos Uno. Según el solipsismo, todo es Yo.
Pues bien, últimamente, en mi interior he estado conectando con
la filosofía del solipsismo. Y aunque esta conexión era natural, me dejaba en
una situación bastante gélida. Sin embargo, me niego a que mi mente humana
interfiera a fin de complacerme con otra idea que me resulte más amable (cosa
absurda, por otro lado). En su lugar, espero la información Superior. No quiero
razonar y llegar a conclusiones. Quiero “Saber”.
Hace poco canalicé una información que me dejó algo trastocada.
En ella se me decía que todo es creado por mí. Fantástico. Era coherente, pero me
produjo cierta incomodidad, ¿quiere eso, entonces, decir que “soy sola”?
En fin. Transcribí la información como de costumbre, y,
aunque algo inquieta, la llegué a compartir en mi blog. Acto seguido, salí a
cenar con gente. Pero un malestar interior me rondaba. Todo lo que sucedía en
torno a mí me resultaba agresivo. “¿Por qué, si todo es “yo”, no puedo cambiar
estos inputs molestos?” Algo estaba
mal, tenía que volver a mi texto y comprobar de qué se trataba.
Lo hice. Lo leí de nuevo y comprendí. Lo que estaba allí
plasmado era correcto, pero… ¡No era todo!
Pedí, de nuevo, Conexión, y una vez me puse a Canalizar. Toda
la verdad sobre este asunto vino a mí. Incluso antes de comprenderla me comencé
a sentir bien, completa, y feliz, muy feliz.
La conclusión era que “ambas
filosofías son correctas, pero No son excluyentes”. Este fue el mensaje de
la transmisión. Al recibir esta idea, me senté e intenté corregir el texto,
pero me resultó imposible. Ese texto estaba acertado, no había nada que
corregir, simplemente constituía sólo un aspecto de la información. En él se
reflejaba la “realidad” que definía el solipsismo (Todo es Yo), frente a “La
Realidad”, en la que Todos Somos Uno (advaíta).
En definitiva, la trasmisión
fue la siguiente:
“Todos, como uno, en
un nivel de vibración Superior al humano, somos Uno. Pero cada uno (humano) es
creador de su propio universo, y por lo tanto su dios”.
Es decir, en este caso el universo y “yo” somos uno. He aquí
las dos vertientes, solipsista y advaíta integradas. Resultó que se definían en
diferentes niveles de conciencia.
“Así que “todo es
verdad”. Sólo depende del ángulo de visión desde el cual enfoques tu conciencia”.
Lo que, en primera instancia, había recibido se basaba en la
siguiente información:
“Tú eres todo lo que
existe en tu mundo”.
Me pareció perfecto. Puesto que entonces yo no sería víctima
nunca; ésta premisa me daba la opción de modificar, generar, cambiar lo que
fuera de la vida. Pero, de nuevo surgió la inquietante pregunta… ¿Soy sola?
“Desde este punto de
vista, sí, Eres sola”.
La propuesta para tomar conciencia de esta idea era “alejar
el zoom” de las circunstancias de nuestra vida. Irlo alejando cada vez más
hasta que sintiéramos que todo ello, todo lo que constituía nuestra aparente
realidad se iba alejando hasta desprenderse de nosotros. Luego, cerrar los ojos y percibir qué era lo que
permanecía. Entonces, sí, quedaba sólo la Esencia, el Yo. De manera que cuando cerraba
la atención, todo lo creado desaparecía porque mi mente lo había soltado, y
cuando los abría, mi mente proyectaba de nuevo toda esa realidad. De este modo,
Yo Estaba Completa en Esencia, como Yo, en mí misma, pero cuando “creaba” el
mundo, ese mundo Era, no mío, sino mi Esencia DIVERSIFICADA, era parte del Yo
mismo. Así que siempre era Yo, cuando no había nada más, y cuando existía todo
un universo. Por lo tanto todas y cada una de esas cosas que percibía ajenas a
mí, eran mi Esencia. Eran mi Yo expandido.
Por un lado, no sólo me parecía lógico, sino que comprobaba
que era cierto. Sin embargo, "yo" Sé que existe alma tras cada ser. Yo Sé que
existe esencia divina en cada vida. Tal vez soy responsable de circunstancias,
pero no de las personas que me miran y miro a los ojos cuando veo en ellas a
Dios.
Entonces, pedí información al siguiente planteamiento: “Sé
que cuando miro a los ojos de otra persona veo a Dios, pero a quien encuentro
que veo es a mí misma”. Y la transmisión siguió ayudándome.
“Perfecto, te ves a
ti misma, pero no a esa “tú” individual. Te ves a ti misma en la fusión con esa
persona, en esa vibración en la que “el Tú” y “el Yo” son Uno. Y en su
divinidad, a través de tu divinidad, percibes La Divinidad. Así es que ambos
sois, más sutilmente, Uno sólo, y es a ese Uno al que percibes cuando vibras
así, por eso sientes que le percibes a él, a ti en él y a Dios, porque en ese
momento las tres cosas se han conjugado en tu Conciencia”.
“Y eso no lo has
logrado tú. Eso “Es”. Lo que tú haces es tomar contacto con Ello. Es decir, lo
que logras es elevarte por encima del humano creador de un mundo ilusorio para
percibir Lo Que Es, La Realidad”.
“Cuando esto sucede,
el mundo creado deja de existir. Es por ello que puedes conectar con Tu-Su-La
Esencia. En el momento en que te enfocas en tu creación, tu DIVERSIFICACIÓN te
impide la concentración en el Ser necesaria para estar en contacto con esta dimensión
elevada. Cuando tú percibes a Dios en el otro, tú no eres parte de un mundo
ilusorio creado por ti; entonces, tú eres Tú, Esencia, Ser”.
En consecuencia, Yo soy:
-
Sola: En tanto que humano creador de un
mundo ilusorio personal.
-
Una con Todo lo Creado: En tanto que
Esencia Divina.
Es así que Todos Somos Uno. Y dependiendo del nivel en el
que te vivas, o bien creas un mundo de emoción y mente alrededor, que cobra
vida e interactúa contigo, o bien te limitas a “Ser” y tu mundo será La
Realidad, siendo cada persona, asimismo, Esencia, Ser.
La primera opción define el solipsismo, y crea conflicto. La
segunda, es advaíta, y define fusión inherente a toda vida.
En conclusión:
Toda vida contiene la Chispa Divina. Todo ser que te
encuentras tiene un alma y un espíritu, y en tanto que no formes sobre su
realidad una imagen con respecto a ti, te estarás comunicando con Él. Al
hacerlo, lo estarás haciendo también con esa parte de ti que es alma y
espíritu. Y entonces, estarás viviendo La Realidad. Esta es la Verdad Divina.
Por lo tanto, si quieres estar sólo, diversifícate y crea tu
mundo. Pero que sepas que existe la opción de “reintegrar” todo ello en la
Esencia que Eres (de dónde se expandió) y, simplemente, Ser. Entonces estarás
viviendo Lo Que Eres dentro de la Realidad que Es. Y en ese nivel de
Conciencia, cada Ser que encuentres es Uno contigo.
Y cuando todos los Seres hayamos despertado a Quienes Somos,
y “reabsorbido” nuestros mundos proyectados, entonces todos viviremos en La
Realidad.
Y La Realidad es Amor, Paz, Equilibrio, Poder, Conocimiento,
Benevolencia, Felicidad constantes. Por lo tanto, todo ello es lo que Es el
Ser.
Somos lo que elijamos ser. Pero siempre hay una opción
disponible, porque es infinita e intocable, y ésta es Ser Uno con Dios y, por
lo tanto, con todos los otros hijos de Dios, nuestros Hermanos.
Esta opción es nuestra Naturaleza, nuestro Origen y nuestro
Destino.
Graciela Bárbulo
10/10/13
Excelente explicación. Gracias por compartir. att YO
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