(cuento)
Un grupo de Seres de Luz se encontraba reunido en el infinito.
De repente, uno de ellos dijo:
-
Me gustaría experimentar la Realidad desde otros
niveles, para poder conocerla mejor.
-
Para eso tendríamos que salirnos de ella, y eso
no es posible ¾apuntó
otro de ellos.
-
No es posible, pero sí podemos crear una
apariencia limitada de esta realidad ¾respondió
el primero¾. ¿Os
gustaría formar parte de esta experiencia?
-
¿En qué consistiría? ¾preguntó otro Ser.
-
Ahora sabemos que somos todo lo que queramos,
que todo lo que imaginemos se convierte en hecho, pero ¿qué se sentiría si eso
no fuera posible? ¿Cómo sería si, de repente, no fuéramos dueños de nuestro
entorno, de nuestro estado de ánimo, de nuestras circunstancias…? ¿Os imagináis
lo que se sentiría si en lugar de existir todo a la vez y poder
instantáneamente representar el lugar que imaginamos, si en lugar de estar en
un entorno afín, con seres amorosos, disfrutando de ser, sabiéndonos todopoderosos,
estuviéramos en lugares horribles, con personas que nos hicieran sufrir,
temerosos, y creyendo que somos víctimas de las circunstancias?
Entonces, todos, como Uno, comenzaron a participar de la
conversación.
-
Eso debe ser muy complicado. Eso es la oscuridad
y la inconsciencia del propio poder.
-
Exactamente. La idea es inventar una historia en
la que fuéramos personajes que tuvieran que luchar para llegar a las metas
deseadas. En lugar de representarse inmediatamente lo que imaginamos,
tendríamos que vivir un tiempo en el deseo, pasando por circunstancias
imprevistas, y sin la seguridad de saber si lo conseguiríamos.
-
Para ello sería necesario bajar la vibración, de
forma que creáramos el concepto “tiempo”.
-
¿Qué se conseguiría con eso? Nosotros somos
todopoderosos, y estamos siempre abastecidos de todo lo que necesitamos de
manera inmediata.
-
No dejaríamos de serlo, eso es imposible.
Simplemente, destinaríamos una parte de nosotros a existir en ese nivel de
percepción.
-
Con esta experiencia podríamos jugar a que somos
limitados, y experimentar a través de diferentes formas y aspectos ahora
desconocidas, con el fin de crear la realidad que deseáramos tener.
-
¡Ah, sí! Nos podemos inventar límites, y el
juego consistiría en derribarlos.
-
O hacer laberintos por los que buscar las metas...
-
Claro, aunque para encontrar el camino habría que
descubrir las técnicas adecuadas.
-
¡Que cada uno se invente sus propios límites y
laberintos! ¡Y que el juego se base en cómo vencerlos!
-
¿En qué podrían consistir estas barreras?
-
Podemos, por ejemplo, crear un mundo en el que,
para sobrevivir, necesitemos alimentarnos constantemente de pedazos de ese
mundo.
-
También tendríamos que estar protegidos del
exterior, con lo que todos necesitaríamos un refugio para ello.
-
Sería necesario que lucháramos para conseguir cada
una de esas cosas, en lugar de tenerlo todo de forma natural.
-
Entonces, hay que crear el “esfuerzo” para
conseguirlas.
-
En un mundo así, podría suceder que lo que
alguien haya logrado con su propio trabajo, otro se lo quite…
-
¡No! Eso iría más allá del juego. Si alguien
hace eso no será válido. En ese caso tendría que compensarlo de algún modo.
-
Únicamente un ser que no fuera consciente de las
normas de la realidad llevaría a cabo una acción así.
-
Ciertamente, podría suceder, porque estos seres
habrán perdido la consciencia de la realidad.
-
¿Cómo sería posible llegar hasta semejante nivel
de densidad?
-
Podemos
crear una cápsula en la que nos adentremos para realizar el juego. Una vez en
ella, perderíamos la consciencia de que somos todopoderosos y eternos.
-
Es fantástico, así delimitamos nuestra identidad,
y nuestros actos permanecen en ella.
-
¡Sí! De esta forma, todo lo que haga cualquiera
para beneficio propio perjudicando al resto, reproducirá en sí mismo el
perjuicio causado, para tomar consciencia. No dejaría de pertenecerle su
acción, ¿qué os parece?
-
¡Fantástico! En este contexto avanzaría más
deprisa el que realice un trabajo que colabore con el proceso del total.
-
Pero, ¿no
nos sentiríamos demasiado aislados en una cápsula del olvido?
-
Eso sí. Pero podemos encontrar un modo de
reconocernos y juntarnos. Aunque no entendamos exactamente por qué, nos será de
mucha ayuda formar parte del grupo en el que estamos representados.
-
¿Cómo podremos saber que somos nosotros mismos
si no somos capaces de reconocernos?
-
Podemos mantener intacta nuestra capacidad de Amar,
de forma que ésta se active cuando nos encontremos.
-
¿De qué forma podríamos representar el Amor en
una cápsula de olvido?
-
Esta cápsula sería un cuerpo en el que
tendríamos un lugar destinado a ello. ¡Lo llamaremos “corazón”!
-
¿Y si fallamos? ¿Qué podría pasar si nos
olvidamos del todo y no logramos tomar contacto con el corazón? En ese caso
podría suceder que nos creyéramos solos y nos volviéramos locos, estropeando el
juego. Tal vez se nos ocurra, si no contactamos con nuestra esencia, y no
activamos el corazón, estropear el juego y arrebatar a los otros lo que han ido
logrando… ¿Qué pasaría entonces?
-
Podríamos hacer que, si a alguno de nosotros nos
pasa esto, se nos de la oportunidad de entrar en el juego de nuevo, más
adelante en el tiempo, inventando otro personaje. Esto podría repetirse hasta
que lográramos activar el corazón y recordar quienes somos.
Todos estuvieron de acuerdo. De inmediato, cada uno comenzó
a pensar en el personaje que le apetecía representar, el entorno desde el que
deseaba partir, el proceso personal para ir avanzando, etc. Y decidieron que se
iban a encontrar, a través del juego, en determinados momentos, para intentar
activar sus corazones y recobrar la consciencia de quiénes son.
-
Yo propongo que cada uno que Despierte ayude a
los otros, de esta forma tenemos garantizado que nadie quedará atrapado.
-
Nadie quedaría atrapado permanentemente. En
realidad, a la vez que estamos viviendo ese juego a través del tiempo, seguiremos
existiendo en la Realidad. Esto nunca dejará de ser así porque nuestra esencia
primera siempre permanecerá latente. Podemos, incluso, comentar cómo va el
proceso y, tal vez, en alguna ocasión específica, ayudar al personaje.
-
Sí, tal vez eso sería bueno…
-
En fin, ¿comenzamos nuestra creación?
Todos estuvieron de acuerdo.
-
¡Perfecto! ¿Qué nombre le ponemos al juego?
-
Le podemos llamar “Vida”.
-
¿Y al laberinto, cómo lo llamamos?
-
¿Qué os parece “Planeta Tierra”?
Graciela Bárbulo