lunes, 25 de mayo de 2015

Sentido de la realidad.

Todo lo que deseas tienes que parirlo.

Entonces, lo tendrás en tu mundo, y será genuino porque habrá nacido de ti. Y te pertenecerá, tomando vida propia, para realizarse fuera desde aquello que una vez hubo dentro de ti.


Toda inquietud, todo deseo, mientras no permitas su materialización permanecerá en ti inactivo. Y en tu interior ejercerá una presión tal que se convertirá en bloqueo, y, como consecuencia, parirás ese bloqueo. Entonces verás reflejado todo lo contrario de lo deseado, y te sentirás frustrado sin saber cómo manejar un mundo hostil que parece crearse al margen de ti e invadirte. Pero todo surge de ti, y todo aquello de lo que te sientes víctima esconde la realización de tu anhelo, que es tu realidad, que es tu naturaleza, y le corresponde su expresión para ser la realidad expandida de lo que en esencia Eres,  de forma que tu percepción del yo pueda interactuar con ello, para así realizar la expansión del mundo que eres y has venido a recrear.

Así que deja de apreciar lo que no favorece tu expresión más auténtica y genuina en el mundo, porque el mundo que percibes es tuyo, y concéntrate en tu realidad interna, la percibas o no fuera. Entonces verás cómo, de manera natural, y cómodamente, se realiza en la forma, adoptando realidades de vida y situaciones nuevas.


El mundo es lo que Eres. Lo que bloqueas queda en ti en forma de conflicto y enfermedad,  pero nada de esto se te impone. Es solo una aberración de algo cuya naturaleza es fluir, y no está haciéndolo.


Has venido a desplegar lo que Eres y, hasta que lo logres, cada parte de ello pujará por conseguirlo, creciendo dentro de donde surja, y manifestándose de las maneras que les sea factible.  Permite tu expansión y realízate.


Ese es todo el objetivo de cada vida, Dios experimentándose a sí mismo en unidades de realidad.





Y si,  tiene sentido que pidas a Dios, porque hay una fuerza más grande que la de tu universo. Así que puedes descansar en la confianza de que estás sustentado en algo mayor que te acoge y te contiene, que te apoya.




Los bloqueos son tiranos. Como ellos no pertenecen a una identidad (espíritu) que los sustente, porque son una aberración de la auténtica expresión, a la que suplantan, buscan someter aquello de donde han tomado forma. Pero independientemente de la forma que hayan adoptado, no tienen identidad sin ti, de manera que si no los alimentas con tu temor, se esfuman.

Aquello que es genuino, que realmente pertenece a tu naturaleza, será fácilmente reconocido: es lo que te hace feliz porque con ello experimentas expansión de alguna faceta del total de tu realidad, representada en tu interior.



  
El acto de vivir es expresión de amor.

Nos creamos unos a otros. Hay una aceptación, oculta a los sentidos, en toda relación,  que consiste en convertir al otro en la proyección de lo que nosotros somos. Del mismo modo, aceptamos convertirnos, para su percepción, en otro tanto para él.

Sin embargo, sólo en lo genuino nos comunicamos entre almas, tendiendo a la fusión de lo que originariamente somos. Lo demás son máscaras que cada uno percibe en el otro, no siendo necesario que el otro se viva como tal.

Cuando las mascaras caen, el acercamiento es inevitable, puesto que refleja el origen de las identidades.

Entonces es cuando ambos sienten que han vuelto a casa.




Haz el amor con tu deseo hasta que sientas el éxtasis de la fusión.  Entonces, darás a luz a su materialización.




Vivimos siempre en el aspecto más denso de nuestra realidad. Y, a medida que lo vamos fundiendo, integrando, fulminando, ascendemos hacia lo más sutil.




Yo hablo para los que saben de qué hablo.

Yo hablo para los que están despiertos. Los dormidos que me escuchen formaran un escenario en el que encajar el sentido que puedan aceptar de mis palabras, de manera que no habrán entendido el mensaje y, como consecuencia, su respuesta irá dirigida, no hacia mí, sino hacia su percepción de mi sonido. Nadie despierta con mi mensaje. Pero si ya no está dormido, éste le hará comprender dónde está.


Graciela Bárbulo
Recibido 23/05/15

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