Cuando tú tienes un deseo, cada célula de tu cuerpo responde inmediatamente dirigiéndose hacia la realización de ese deseo. El proceso que se sucede desde que tus células se ponen en marcha con el objetivo de realizar tu deseo, hasta que esta intención llegue al lugar que llegue, en el tiempo que lo haga, viene definido por todas las capas impresas en esas células a nivel emocional y psicológico, o mental inferior, de las que están impregnadas, y eso depende de lo que tú, como humano, en el proceso de tus vidas, llevas acumulado en tu percepción de la realidad. Esta es la consecuencia de vivir en la dualidad. Para limpiar estas capas que impiden la realización de un deseo de una manera fluida, es necesario trabajar con esta realidad dual, integrando los opuestos dentro de nuestras concepciones emocionales y/ psicológicas de la vida, para integrarlos dentro de la Unidad.
Si yo tengo un deseo de, por ejemplo, conseguir la casa de mis sueños, automáticamente todas las células de mi cuerpo y el universo entero se ponen a trabajar para llevar a cabo la realización de ese deseo. Pero desde el momento en el que estoy ahora, y desde la casa en la que vivo ahora, (es decir, desde quien “soy” ahora), hasta llegar adonde se llegue con ese deseo, se va a pasar por las diferentes capas de ideas preconcebidas (dualidades) que yo tengo.
Es decir, si yo pienso que jamás conseguiré lo que deseo, entonces, automáticamente, genero eso mismo: automáticamente, se desvía la energía que iba dirigida hacia el logro. Si yo pienso que es muy difícil conseguirlo, estoy pasando a través de una capa que lo está haciendo muy complicado. Si yo pienso: “ya, pero es que resulta que para llegar a conseguir algo así, siempre voy a tener que contar con la ayuda económica de ‘equis’ persona”, entonces me las tendré que ver con esa persona, y probablemente si yo además pienso que tengo mala suerte, o las cosas se me acaban complicando siempre que intento lograr algo, entonces voy a atravesar esa realidad.
Desde nuestros deseos hasta la realidad que llegamos a conseguir cuando los proyectamos en el universo, todas las fases por las que se pasa no son otra cosa que las afirmaciones limitadoras que nosotros mismos tenemos impresas en nuestra consciencia, en nuestra esencia emocional o mental. Es nuestra responsabilidad. Si nosotros lográramos eliminar el concepto de dualidad, si supiéramos que tenemos derecho a todo, que estamos aquí para ser felices, si supiéramos que nadie nos va a fastidiar, que todo lo que viene desde fuera con apariencia de negatividad, carencia, oposición, ofensa, lo generamos nosotros mismos, estaríamos libres de tenerlo tan complicado.
Tenemos que saber que la responsabilidad de que se cumplan o no nuestros deseos es nuestra, no existe el factor suerte, con lo cual la garantía de que se lleguen a cumplir deriva de nosotros mismos. Somos los dueños de nuestros logros. Esto quiere decir que podemos solucionarlo, somos los dueños de nuestra propia vida, nadie más es responsable de nuestro destino. Podemos seguir adelante. ¡Somos libres!
Por lo tanto, cada vez que quieras proyectar un deseo en el cosmos, para que se represente esa realidad en tu vida, fíjate bien si el éxito se sucede de manera natural. Y si no es así, observa con qué vas tropezando, porque eso que se representa como obstáculos es justamente lo que tú puedes solucionar para lograr convertir en realidad tus sueños.
Graciela Bárbulo
www.gracielabarbulo.com
(Recibido: 22/03/11)
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