Tú nunca has sido este personaje.
Quisiste experimentarte, y lo decidiste hacer a través de
las emociones. Para ello necesitabas un juicio (una mente), y todo esto no
podía existir sin una densidad, y un argumento, donde proyectarse.
Al igual que cuando ves una película te identificas con un
personaje, y como consecuencia te sumerges en él, esto que consideras realidad
es una película, pero tú no estás en el personaje, ni siquiera en la película.
Por lo tanto, en cualquier momento puedes salir de la apariencia de estar.
¿Cómo?
Dándote cuenta. Esto es, deshaciendo la emoción y, como
consecuencia, saliendo de la ensoñación.
Nunca ha existido realmente tu personaje, por lo tanto nunca
han existido, tampoco, los otros personajes. Ahora bien, sí existen,
indefinidamente, todas y cada una de las entidades que una vez se proyectaron
en tu película. Sus proyecciones han aparecido en algún momento de tu vida, y
algunas, desaparecido más tarde, también. Sin embargo esa es sólo la
apariencia, nadie fue nunca su personaje.
Todos estamos unidos más allá de la película que necesitamos
para desarrollar un intrincado argumento; por lo tanto, nadie puede, ni podrá
nunca, desaparecer, porque nadie nunca estuvo ahí.
Siempre estamos todos. Nunca falla nadie. Si vives a través
de la proyección, tal vez encuentres carencias, pero esta no es la realidad.
Deja de tomar palomitas compulsivamente, apaga la película y verás Quién Eres,
junto a todos los que Son.
Graciela Bárbulo.
05/01/14