— ¿Por qué nos rodean estas
circunstancias?
—Las cosas que os rodean son la
densificación de los pensamientos. Dependen de lo sutil, que es lo que va desde
el pensamiento hasta la cosa materializada.
— ¿Qué representa la gente que
hace daño?
—Las personas que os hacen daño
son la materialización de vosotros mismos haciéndoos daño.
“No son gente mala, sólo son gente que os hace mal. Y la buscáis
inconscientemente, como a una enfermedad, porque creéis ser merecedores del
dolor que ocasiona su daño.
“Pero eres digno de lo mejor, sólo tienes que ver tu perfección y verás
la de los demás. Y si los demás son perfectos… ¡no te pueden hacer daño!
— A veces me cuesta menos trabajo
quedarme con ‘lo malo conocido’ que el esfuerzo del cambio.
—Sufrir genera hábito. A las
personas que creen que deben sufrir, la felicidad les hace sentir incómodos, y
se provocan problemas inconscientemente. Se castigan a sí mismas porque están
convencidas de que si no lo hacen ellas misma, lo hará la vida. Y la vida
siempre responde a nuestras expectativas.
“Hay que desaprender. No importa lo que queramos a las personas que nos
han educado. Ellos pueden haberse equivocado.
— Quisiera poder ver la esencia
limpia del otro, pero no lo consigo…
—Mira a los ojos a la persona que
tienes delante como si fuera por primera vez, entrarás en contacto con su
verdadera esencia, y como consecuencia también con la tuya. Sentirás un amor
que hará que trasciendas ese momento y la visión de ambos.
— Creo que luego me vería superior
a esa persona.
—Hay una reacción muy común entre
quienes empiezan a estudiar estos temas, y es el desprecio por los que no
actúan bajo estas leyes. Si este desprecio, se exprese o no, existe, ello
demuestra que la persona no ha comprendido que evolucionar es para bien de
todos. Y te diré más, tu evolución, en cierta medida, viene impulsada por estas
mismas personas.
— ¿Y cuando el daño es directo,
real, va hacia nosotros en línea recta?
—Si alguien te tira una flecha,
pon un escudo, pero no tires flechas tú también.
“Las flechas, sobre un escudo, rebotan.
“Si alguien te tira flechas y tú estás limpio, no te darás ni cuenta.
Te atravesarán sin encontrar nada donde hacer daño, porque no hay nada que tú
protejas. Te limitas a tener lo que es tuyo. Y en esto no hay densidad para
clavar una flecha.
— Pero el que tira la flecha es un
pecador.
—No percibas en el otro a un
pecador, sino a un ser equivocado. Y le ayudarás a que se corrija con tu
percepción desprovista de acusación, de criterio.
— Parece que todo depende de uno
mismo.
—Los pensamientos que tú tienes
afectan a los demás porque la mente es sólo una y cada ser lo único que hace es
estar en contacto con esa Mente Una.
— Perdonar no siempre es fácil.
¿Qué argumento puede ser más fuerte que el rencor para combatir el daño? ¿Qué
cambia el otro si le perdono?
—Si perdonas al otro, accedes a
ése lugar donde la ofensa flota y, con el perdón, la disuelves.
“Perdonar es disolver el error. Ya no existe. Y esto hace que la
persona no te tenga miedo. Porque las personas tienen miedo de aquellos a
quienes han herido, no de los que le han herido a ellos.
— ¿Por qué existe esa gente que
hace daño deliberadamente?
—La mayoría de las personas viven
aterradas porque el significado que se ha hecho de Dios le ha taponado la
puerta por la que acceder a Él.
“Llega un momento en que las personas se sienten atrapadas y buscan una
nueva percepción de su vida, un nuevo sentido. Y ante un dios vengador que les
castiga, les censura, les mata, desechan esa salida y huyen lateralmente. La
conclusión es que se adentran más en su error y el miedo pasa a ser pánico.
— ¿Tal vez haya un lugar en el
que, sin estos errores, todos seamos limpios, amigos?
—Lo que vivís aquí en la Tierra es
la proyección de lo que Sois. Sois Luz, y aquí arriba os fusionáis todos. Y lo
único que sabéis de vosotros es lo que se estrella contra la sólida tierra.
“Aquí arriba, del otro lado del velo, nos reconocemos completos, pero en
vuestro mundo sólo sabéis de vosotros la parte última, y, como tal, sois sólo
puntos independientes, luchando por sobrevivir y compitiendo cada uno con el
otro punto. Desconociendo que si seguís vuestro rastro en sentido ascendente
sois el mismo origen.
— Haces sentir que debemos ver en
el otro a la víctima, en lugar de en nosotros.
—No seas para los demás parte de
la presión que el mundo ejerce sobre ellos, y la presión que ellos ejercen
sobre el mundo cederá ante ti.
“Porque la violencia, la ira, el rencor y el miedo que ‘el otro’ cree
que debe ejercer con el mundo, si en ti no tiene eco, le hará sentir relajado.
Su reacción será como cuando cogéis algo que creíais que pesaba mucho más de lo
que realmente pesa y, debido al impulso que le dais en función de vuestra convicción,
sale despedido hacia arriba, con lo que, automáticamente, aflojáis.
“Así haces que su error desaparezca ante ti y ante él.
“Habrás establecido una relación libre de entorpecimientos figurados,
que son los que se interponen en las relaciones y hacen que no conozcáis al
otro, y estéis siempre tratando sus errores a base de errores que se
complementen a estos, como si fuéramos anticuerpos.
— ¿Cómo hay que mirar para ver
todo eso, sin lastres?
—Ten visión de rayos equis cuando
mires a alguien. Atraviesa sus errores, su comportamiento equivocado y observa
a la persona. No percibas el error para buscar amor en la persona.
“Mírala como cuando miras a un niño pequeño con una rabieta y eres
capaz, en lugar de encararte a él, de pensar: es que tiene sueño, o hambre.
“Porque no hay que ser un bebé para tener una rabieta. Sólo hace falta ‘no-conocer’.
Y si le haces caso a la rabieta, y no a lo que busca el otro, tu ‘no-conoces’.
— ¿Y al final, para qué todo este
esfuerzo?
—Se trata de unirse, no de
separarse.
“Se trata de dejar de estar solos, porque eso es lo que queréis.
“Y se trata de integrar vuestra parte negada que se refleja en ‘los
otros’ y es vuestra sombra.
— Ya no sé lo que es verdad y lo
que no. No sé si veo lo que es.
—Existe lo que percibes. No
percibes lo que existe.
— ¿Cómo relacionarse con el otro
sin las interferencias del daño que te ha causado?
—Todo aquello que te molesta, que
te hace sufrir, no está aquí ahora. Porque aquí y ahora es siempre Paz. Todo lo
demás es atención a la mentira de ti.
“Aquí ahora es la Paz, porque la Paz es Verdad y la Verdad es Dios.
Entonces, Dios es Tú.
— ¿Y los otros problemas, aquellos
que no dependen del otro, que no llevan nombre propio, los problemas de la
vida?
—Los que parecen problemas en la
vida, examínalos, y fíjate a dónde te conducen y de dónde te apartan, es decir,
averigua en qué sendero te ponen. Si tú comprendes que ése es el camino que
Dios quiere que hagas y lo haces por tu cuenta, te desaparecerán los problemas.
“Fíjate bien en el mensaje, es muy importante.
— Yo creo que con sólo comprender
no me libero.
—Cuando te veas en una situación
agobiante, o que no te guste, o con la que no sepas qué hacer, asciende y
mírate a ti mismo en ésa situación. Desinvolúcrate de ella y mírala como si
fuera una película, y entonces verás todos los resultados posibles y elegirás
el correcto.
— ¿Y cuando el mal se refleja en
el cuerpo, por ejemplo en una enfermedad?
—El cuerpo es sólo el resultado.
Arreglar el cuerpo es remendar.
“Hay que ir al origen y el cuerpo, como resultado, se hará bello y
sano.
— Haces que ya no sepa muy bien
cuál es mi realidad. Trastocas mis bases.
—Lo que consideras realidad es
sólo la proyección de La Realidad.
“Veis el reflejo, las sombras. Es como si en lugar de al cielo,
mirarais a un estanque y, al ver reflejadas allí las estrellas y la luna, os
hundierais en él para alcanzarlas.
(Extracto del libro "Conversaciones en la Hoguera del Conocimiento")
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