viernes, 8 de febrero de 2013

Todo es Todo.


¡Si tan sólo pudieras percibir Quien Eres, y luego recordar Quien Eres, y después Ser Quien Eres!

Y si tan sólo pudieras mantenerte siendo Lo Que Eres el tiempo suficiente…

Pero para recordar Quien Eres tienes que olvidar.

En realidad no hay nada que recordar. Lo que Eres reside en la Mente del Ser que te sustenta.

Lo que crees que eres es una creación de la mente formada a expensas de esa Mente, de ese Ser.

Olvidar lo que crees que eres no es en realidad un logro, ni siquiera es una posibilidad. De hecho, olvidar es quedar en esa Mente.

La única posibilidad, pues, de pasar de escalón, de dirigirse a la Mente desde la mente, es a través de cada una de las creaciones del “yo” menor que el Total.

Cada vez que has creado un concepto de ti que defines como “yo”, el proceso que has usado ha sido el “enfoque” en algo específico, identificándote con ello a través de una actuación de cierto rasgo emocional.

En el Ser existen mente y emoción, pero éstos son la traducción de la Conciencia y el Amor, y ambos configuran la Realidad.

Sin embargo, en un momento dado, esa Totalidad se focaliza, desde la Mente, en un aspecto de la Realidad. Al hacer eso, aísla un fragmento del Todo, y lo convierte en “aspecto individualizado”. En el momento en el que este aspecto es creado, dado que ha sido vivenciado (puesto que su creación surge de la vivencia “de que es”), emerge de él una emoción. Esto quiere decir que el Amor también configura un aspecto de sí mismo para congregarse en “algo” asociado al “concepto mental”.

Entonces, fíjate bien, partiendo del Total, este es el proceso básico que desencadena el proceso de creación del humano:

El humano, entonces, surge de estas dos creaciones, que son Una, dividida en dos niveles de percepción.

Al llegar a este punto, de forma natural, se van generando, como consecuencia, “brotes” de ambos, y así, concepto mental y emocional primarios crean al ser humano en busca de la realización de la focalización (atención) primera. 

De ellos surgen, entonces, los recursos necesarios para su realización, como si estos fueran semillas que fueran dando frutos.

Sin embargo, lo anterior a ello no sólo sigue existiendo, sino que la existencia de esto segundo (el humano), lo hace perdurar, puesto que el humano (mente-emoción) únicamente define el propio Ser-Consciencia en una cualidad de estar alterada.

Por lo tanto, en el momento en el que el conjunto humano, “mente-emoción”, se haya completado, te sentirás colmado de ello y, de forma natural, comenzarás a trascenderlo.

Lo podrás vivir como una crisis o consecuencia de crisis, puesto que lo vivirás desde el humano, y lo percibirás como pérdida, pero llegado un punto de inflexión, comenzarás a vislumbrar la realidad Consciencia-Amor. De vez en cuando lo perderás y volverás a recuperarlo después… Entonces, llegará un momento en el que estarás más ubicado en el Ser que en el humano. En ese punto ya no hay retorno. Las crisis se convertirán en sensaciones de “despertar”. Estos despertares cada vez ocuparán más espacio en tu vida, y la sensación de pérdida cada vez menos. En este momento habrás atravesado la mayor parte (habrás concluido), del humano, y estarás adentrándote de nuevo en el Ser.

La pérdida, entonces, ya no es tal, se ha convertido en Liberación. Lo negativo se distingue claramente como ilusión, y se percibe modificable/maleable, y toda emoción, tanto buena como mala, va tendiendo a lo neutro.

El amor ya no es un sentimiento. Es desapego.

La consciencia ya no es conocimiento. Es permisividad y aceptación.

Has percibido quien Eres. Comienzas a recordar que “eso” que percibes es lo que Eres. Y con el tiempo percibiendo esto, anclándote cada vez más en ello, vas comenzando a Ser Quien Eres.

Eres Conciencia y Amor (El Ser) y, más allá, la Totalidad.

Yo soy la Totalidad sin “aspecto”, que es percibida por tu Ser (Conciencia-Amor), al que accedes porque has alcanzado el punto crítico, y aún más, de tus creaciones mente-emoción. Ahora estás formado con lo sin-aspecto, el Todo.

El Todo está siempre accesible, puesto que es lo que eres si disuelves lo limitado. Este texto lleva implícita la aceleración de la disipación de todo bloque de la Realidad autoidentificado, de modo que tiende, de forma natural y sin conflictos, ni siquiera consciencia de ello, a disolverse de nuevo en el Todo.

El regreso hacia la Totalidad está garantizado, puesto que esto es la naturaleza que define todo lo demás.

Nada es pérdida. Todo es trance, y siempre, tanto hacia el humano como hacia el Ser, de vuelta, es lo que deseas experimentar, y siempre es lícito.

No hay nada que debas proponerte hacer. Eres Libre.

Todo es Todo.  

 

Graciela Bárbulo

03/02/13